Cuando no puedes pagar una asesoría, pero necesitas dirección.
Guía práctica para sacar el máximo partido a tu restaurante (sin gastar un euro).
Muchos emprendedores abren un restaurante con pasión, recetas familiares y toda la ilusión del mundo.
Pero llega un punto en que las ventas no crecen, el menú se vuelve un caos y la motivación se apaga.
Y claro, todos te dicen: “deberías contratar una consultora gastronómica”.
Sí, sería ideal. Pero cuando no hay presupuesto, todavía hay mucho que puedes hacer tú.
La clave está en poner orden antes de invertir.
Empieza por mirar tu negocio con ojos de cliente.
Pregúntate tres cosas simples:
¿Tu carta se entiende en 10 segundos?
¿Tu producto tiene coherencia (sabor, estética, precio)?
¿Sabes cuál es el plato que realmente te representa?
Si fallas en alguna, ahí está el punto donde debes trabajar.
No necesitas una agencia para mejorar tu carta.
Necesitas observación, criterio y método.
El 80% de las cartas que funcionan no son las más creativas, sino las más claras:
pocas referencias, buen margen y un producto que tenga historia.
Haz este ejercicio:
— Revisa tus 5 platos más vendidos.
— Identifica los que más margen dejan.
— Pregunta a 3 clientes por qué los piden.
Si la respuesta coincide con tu visión, vas bien.
Si no, tienes un problema de comunicación, no de cocina.
Luego, trabaja en el relato.
Cada plato debe contar algo que justifique su precio.
Y si no sabes por dónde empezar, comunícalo con transparencia:
“No somos un restaurante perfecto, pero aquí todo se cocina de verdad.”
La gente valora la verdad más que la perfección.
Y recuerda esto: una buena asesoría no empieza con dinero, empieza con conciencia.
Cuando entiendes tu carta, tus números y tu propósito, el resto llega solo.
by Karen Featherston
Chef & Brand Developer · Gastro Hood